La Isla de Pedrosa, conocida anteriormente como Isla de Astilla, es una de las mayores islas cántabras y se sitúa al sur de la bahía de Santander, frente a la localidad de Pontejos. La isla queda unida a la costa mediante un puente, que nos permite el acceso a su interior.
La Isla de Pedrosa se la conoce como la Isla Misteriosa, lugar que atrae a curiosos e investigadores de lo paranormal gracias a su historia y sus edificios abandonados, pero también es uno de los lugares más desconocidos y con más encanto de la comunidad cántabra.
Isla de Pedrosa, Imagen extraída de turismodecantabria.com
Historia
La historia de Isla de Pedrosa comienza en 1834, cuando se solicita la instalación de un lazareto. Estos lugares estaban destinados a mantener en cuarentena a los tripulantes de buques afectados por enfermedades tropicales. El aislamiento era el factor principal para la instalación de estos lugares e Isla de Pedrosa era un lugar ideal. El nombre de lazareto viene dado por el personaje bíblico que se levantó de entre los muertos.
El lazareto comenzó a funcionar en 1869 y se mantiene hasta 1914. Ese año comienza su andadura como Sanatorio Marítimo Nacional para el tratamiento de enfermedades óseas y tuberculosas. El hospital se estructura con un sistema de pabellones, 3 en total y contó con el material técnico y científico más moderno del momento. En la isla también había teatro, iglesia, balneario, casa del médico y casa de enfermeros. Durante su momento más álgido llego a contar con 600 camas. Dejó de funcionar como hospital en 1989.
Sanatorio de tuberculosos, imagen extraída de foroparalelo.com
Hoy en día varias de las dependencias han sido reconvertidas por el gobierno cántabro en lugar de rehabilitación de drogodependientes y son parte también de la Fundación Cántabra de salud y bienestar social.
El halo de misterio que rodea a la Isla de Pedrosa le viene de antiguo, ya que las enfermedades que se trataban allí hacia que muchos enfermos tuvieran un aspecto diferente, lo que llevaba a la gente por pura superstición y desconocimiento a tratarlos como endemoniados.
imagen perteneciente a todocoleccion.net
El caso más famoso es el de las niñas pájaro, que es el apelativo con el que se conocía a Aurora y Pilar, dos hermanas que sufrían progeria, una rarísima enfermedad cuyos síntomas comenzaron a manifestarse entre los 3 – 4 años, y que las conferían un aspecto que recordaba a un pájaro.
Aurora y Pilar ingresaron en el sanatorio de Isla de Pedrosa entre 1965 – 1966, ya que se sabe que el 19 de mayo de 1966 hicieron la comunión juntas a los pocos meses de estar allí, Aurora con 11 años y Pilar a punto de cumplir los 9. La cercanía de su casa natal, apenas a 45 minutos del sanatorio, propiciaba las frecuentes visitas de sus familiares, los cuales aprovechaban, sobre todo los fines de semana, para sacarlas a la cercana localidad de Pontejos para ir a algún bar o restaurante. Rápidamente fueron conocidas en la zona como las niñas pájaro y el rechazo inicial por su extraño aspecto, por desconocimiento y superstición, se fue convirtiendo poco a poco en cariño y aceptación por la mayoría de la gente gracias al carácter tenaz y divertido de las niñas.
El carácter misterioso de Isla de Pedrosa siempre ha planeado sobre ella, pero es a raíz de la publicación de un articulo en El Diario Montañes en 2011 de la investigadora Stefani Anita Lauda, cuando el tema se descontroló. La cantidad de gente que empezó a ir en busca del misterio hizo a las autoridades tener que vallar los edificios. En el artículo publicado se afirmaba la existencia de gran cantidad de espíritus de niños, aportando varias fotografías impresionantes y gran variedad de psicofonías.
Pabellón de María Luisa Pelayo 1911, imagen extraída de misteriostenebrosos.com
Qué ver
La visita a Isla de Pedrosa hay que realizarla andando, ya que el acceso de coches está restringido a vehículos autorizados. Cuando lleguemos a la puerta de acceso podemos dejar el coche a la derecha sin problema. El recorrido es fácil y sin dificultad.
Lo primero que nos encontramos al atravesar la puerta de acceso, a la izquierda, es el Pabellón María Luisa Pelayo o de la Picota. Se construyó en 1952 y estaba destinado a rehabilitación, gimnasio y consulta. Un edificio de gran porte, abandonado.
De este pabellón parten varios senderos que nos llevarán a los Jardines Secretos de la Picota, inaugurados en 2011. Se han creado una serie de recorridos que nos van llevando a estos pequeños y coquetos jardines secretos, cada uno con una temática diferente. Todo ello en un entorno de naturaleza y maravillosa tranquilidad. Todo lo mencionado anteriormente se encuentra en la finca la Picota que se sitúa inmediatamente antes de cruzar el puente hacia la isla.
Una vez atravesado el puente de Isla de Pedrosa vemos una zona de edificios rehabilitados. El más cercano al puente es una iglesia. Entre estos edificios pertenecientes al gobierno cántabro encontramos una estatua conmemorativa de la inauguración de las instalaciones por parte de la Reina Victoria Eugenia en 1920. Si se fija uno, el niño del centro tiene en su pecho un hueco con forma de pieza de puzzle, su significado me es desconocido.
En la otra zona encontramos el pabellón de tuberculosos, un imponente edificio totalmente abandonado y en estado de ruina, en el cual aún podemos entrever la majestuosidad que debió de tener en su época.
En el extremo norte de la isla, después de descender una amplia escalinata y junto al antiguo embarcadero, encontramos el teatro Infanta Beatriz, también abandonado y semiderruido.
Las vistas desde el embarcadero de la bahía de Santander, son realmente bonitas, y el entorno de naturaleza, junto con el teatro y la escalinata, hace que sea a mi parecer, el punto más bonito de la isla. Todo esto hace que sea incomprensible el abandono de este lugar.
Una visita muy recomendable, fácil y que no nos llevará mucho tiempo, o sí, si queremos buscar fantasmas.
Fotos: Luis Pasalodos y Laura Izquierdo