Jerez de la Frontera es un municipio perteneciente a la provincia de Cádiz. Es el núcleo urbano más poblado de la provincia gaditana.
La historia de Jerez es muy amplia. Podríamos retrotraernos hasta el Neolítico, pero no nos vamos a ir tan lejos.
Nos quedaremos en la época de la ocupación árabe, cuando Jerez era conocida como Scherisch. Durante los siglos XII y XIII, la ciudad vivió un gran desarrollo, siendo una de las ciudades importantes de la época.
Ya en 1264, Alfonso X «El Sabio» incorporó de forma definitiva Jerez a la corona de Castilla.
En la época cristiana, el nombre se castellanizó, pasando a llamarse Xerez o Xeres. Se le añadió «de la Frontera» porque colindaba con el reino nazarí de Granada.
De la época musulmana podemos disfrutar del Alcázar, uno de los pocos edificios de arquitectura almohade que existen en la península ibérica. Lo encontramos dentro de la zona llamada conjunto Monumental del Alcázar y Cámara Oscura.
De la construcción original se conservan las puertas, la mezquita, la torre octogonal, los baños árabes y el Pabellón del patio de Doña Blanca de Borbón (esposa de Pedro I de Castilla). De épocas posteriores se conservan, entre otras cosas, la Torre del Homenaje, y el molino de aceite.
El Alcázar está catalogado como bien cultural. Cuenta con varias zonas de jardines, donde encontramos gran variedad de arboles, como olivos y cipreses, flores y estanques con peces.
Una de las cosas que más llama la atención del Alcázar, es la conocida como Cámara Oscura. La encontramos en el interior de la torre, la más alta de la ciudad, y consiste en un juego de lentes y espejos, con el que podemos ver, a vista de pájaro, la ciudad de Jerez. Es, como si dijéramos, el «google earth» de aquella época.
Podemos visitar también la catedral, construida en el siglo XVII, y donde podemos encontrar los estilos gótico, barroco y neoclásico.
Está construida sobre los restos de la Mezquita Mayor de Jerez, y dentro podemos encontrar algunas obras de arte, como la Virgen Niña de Zurbarán. Encontramos también un órgano románico de 1850.
Por supuesto, hablando de Jerez no nos podíamos olvidar de sus bodegas. Entre ellas, podemos encontrar Tío Pepe-González Byass, Álvaro Domecq, Fundador Pedro Domecq, o Gran Mariscal. Pero aparte de vino, los caballos también son parte de Jerez. Podemos hacer rutas o disfrutar de los espectáculos ecuestres. Y del flamenco. No en vano, de Jerez se dice que es su cuna.
Paseando por el centro nos llama la atención un edificio: el conocido como Gallo Azul. Es un referente del regionalismo andaluz de principios del siglo XX. Lo encontramos entre las calles Larga y Santa María. Los Domecq son sus propietarios. Ellos mismos lo mandaron construir.
Mientras paseamos siempre podremos picar algo en uno de sus múltiples bares de tapas. O sentarnos en una de sus terrazas y dejarnos envolver por el olor a azahar de sus naranjos.
Por supuesto no nos podemos olvidar de su circuito de velocidad, pero ya le dedicaremos otro post exclusivamente para él.
Texto: Laura Izquierdo
Fotografías: Luis Pasalodos